D. Stern parte de la concepción que una madre tiene que nacer psicológicamente al igual que su bebé nace de forma física. Sostiene que la madre da a luz en su mente a una nueva identidad: el sentido de ser una madre. En los encuentros de crianza, muchas madres llegan con una sensación general que se traduce en esta pregunta: ¿Cómo nadie me contó qué esto iba a ser así? y más allá de remarcar lo maravilloso que es tener ese bebé (muchas veces genera culpa el malestar), los primeros días suelen resultar muy agotadores y angustiantes. Cuando arrojo la pregunta ¿porqué es tan importante encontrarnos con nuestro sentir y nuestro saber?, es porque estoy convencida de que el saber está en cada madre, y es único e irrepetible. Sin embargo, durante el puerperio, apenas acabamos de parir, se nos abre el alma, las emociones son intensas y es frecuente sentirnos confundidas, dando lugar al saber de otros allí. Una madre, una suegra, amigas, todos amorosamente tienen algo para decir, todos parecen saber cómo hacerlo y muchas veces nos sentimos invadidas, sin saber cómo manejar toda esa información, con cierta sensación de impotencia, incrementando así nuestra angustia. Continuando con D. Stern, convertirse en madre se consigue gracias al trabajo que cada mujer realiza en el campo de su mente, trabajo que se convierte en una actitud maternal, una experiencia profunda y privada. El autor sostiene, que esta actitud maternal no nace en el momento en que el bebé llora por primera vez, sino que surge gradualmente a través del trabajo acumulativo de los meses que preceden y siguen al nacimiento físico del bebé. Es decir, que si durante el embarazo, la madre logró visualizar ese momento verdaderamente, si la madre logró conectarse con su saber, enaltecerlo y respetarlo, las cosas serán diferentes. Los pasos serán más seguros, el sentir, siempre único, será reconocido sin miedo y también sabrá a qué lugar ir a buscar las respuestas. Y ante la pregunta de ¿cómo nadie me contó que iba a ser así? una vez en un grupo de crianza una madre dijo: la experiencia de la maternidad es como el duelo por la muerte de alguien que amas. Por más que te expliquen, digan y leas cómo es, sólo transitarlo te permite sentir y entender de qué se trata. Es totalmente cierto. Pero tener herramientas previas, nos permite tirar de la cuerda a tiempo y abrir un paracaídas para no caer en un abismo. Y ser acompañadas también durante ese momento, permite que este descenso sea aún más suave.