Cada embarazo es distinto, cada hijo es diferente y cada puerperio es único…
El segundo puerperio tiene como característica principal que ahora no estamos solas con el bebé, sino que hay otro hijo esperando por nosotras.
Muchas veces las mujeres sienten culpa, se sienten desbordadas y sienten que están destendiendo al hijo mayor. Según la exigencia de cada mujer en relación a su maternidad, el día puede llenarse de frustraciones.
Se trata de poder salir y entrar en el puerperio…entrar para vivir esta fusión con el bebé y salir para encontrarse nuevamente con el hijo mayor.
Parafraseando a Winnicott se trata de ser madres suficientemente buenas, y no máquinas perfectas. Madres que pueden equivocarse y que pueden reparar también.
Este es un buen momento para poder pedir ayuda. La red de apoyo es fundamental en esta etapa. Antes vivíamos en tribu, y en estos momentos, otras mujeres cercanas ayudaban con las tareas o con el cuidado de los hijos.
Es importante contemplar también tener algún momento para estar a solas con el hijo mayor. Quizás cuando llegue la pareja de trabajar, pueda él dedicar tiempo para estar con el bebé. Esto es importante para toda la familia porque va a generar, por un lado, alivio en las madres por recuperar un tiempo exclusivo (aunque sea pequeño) con sus hijos mayores, y por otro, va a propiciar un encuentro del papá con el bebé, que muchas veces dedica más su tiempo al hijo mayor.
Por último, es fundamental saber que las primeras semanas son las más difíciles y que poco a poco irán encontrando un nuevo equilibrio.