04 May
04May

Es paradójico reconocer que la maternidad y la soledad muchas veces pueden ir de la mano.  En nuestra sociedad cuando pensamos en un nacimiento, en el imaginario colectivo circulan ciertas imágenes que la mayoría de las veces difieren de lo que en realidad acontece, sobre todo durante los primeros meses de la maternidad. 

La literatura científica reconoce a la maternidad como una crisis vital en la historia de vida de una mujer, debido a que la misma es una etapa de importantes cambios. La mujer comienza a vivenciar un cambio de identidad.  Daniel Stern llama a esta nueva organización psíquica constelación maternal primaria.  Se trata de ciertas condiciones psicológicas especiales en la madre, que le permiten llevar adelante la crianza de su bebé. Según este autor convertirse en madre es uno de los cambios físicos y psicológicos más significativos que experimentará una mujer. 

Difícil es pensar que la madre pueda sostener todos estos cambios, y la enorme demanda de su bebé, sola.  Sin embargo, la conformación social actual no deja muchas opciones: las licencias para los padres son de pocos días, y muchas de las mujeres que antes solían acompañar a la reciente madre, ya no están disponibles porque forman parte del mercado laboral, o viven lejos.  Siguiendo con las conceptualizaciones de Stern, la mujer necesita una matriz de apoyo, que la proteja y le permita desarrollar sus funciones maternales, fomentando su desarrollo psíquico y afectivo.  El autor afirma que sin esta red, la función materna puede verse comprometida.  Diversas investigaciones dan cuenta de que el aislamiento es un factor de riesgo importante, mientras que el apoyo social y el sostén emocional resultan ser factores protectores para la madre.     

Es por esto que nos preguntamos ¿Existen otras formas de construir esta matriz de apoyo en la actualidad?  Por un lado, las redes sociales hacen su parte.  En este sentido, Raschcovan I. reflexiona acerca de la función de las redes sociales como matriz de apoyo para las madres de la generación 2.0.  Los foros y los grupos de facebook, son protagonistas.  Sin embargo, pareciera que el encuentro físico se hace necesario en esta etapa vital, ya que muchas de las mujeres que conforman esos grupos,  buscan generar encuentros físicos, trascendiendo el universo virtual.

  Por otro lado, hace ya varios años algunas mujeres comenzaron a concurrir a grupos de crianza, algunos coordinados por profesionales de la salud y otros autogestionados. Estos grupos permiten a las madres el encuentro con otras mujeres que están atravesando la misma etapa, lo cual fomenta la empatía y  les permite sentirse aliviadas al descubrir que no están solas con todas estas intensas emociones.  Cris, M., asesora de maternidad en España, hace referencia a algunas razones por las cuales resulta beneficioso para las madres participar de los grupos de crianza, entre ellas menciona:

 - Los beneficios que se generan a partir de la escucha de otras mujeres que están atravesando la misma etapa

- El efecto positivo que genera el sentirse acompañada

- La sensación reconfortante de saber que otras mujeres sienten lo mismo

- La posibilidad de aprender de la voz de otras experiencias

- La destrucción de mitos que se arrastran acerca de la crianza, y tabúes sobre la sexualidad

- El apoyo en la madre en la lactancia

 - El empoderamiento que genera formar parte de un círculo de mujeres

- La posibilidad de crear nuevos vínculos en una etapa en la cual la sensación de soledad es frecuente

- La adquisición de nuevos recursos para la madre a partir de las dudas que aparecen en el grupo

Es decir, que los grupos de crianza podrían ser para la madre una parte importante de su matriz de apoyo, convirtiéndose así en un factor protector para su salud mental.  Al mismo tiempo, la mirada entrenada de los profesionales de la salud que acompañan al grupo, permitiría detectar y prevenir la presencia de cualquier tipo de trastorno del estado de ánimo y ansiedad, que suele darse en 1 de cada 5 mujeres durante el periodo perinatal (embarazo y posparto). 

Para concluir, considero importante destacar que los grupos deben ser abiertos a todas las madres que quieran sumarse a los mismos, en un marco de profundo respeto.  No se trata de si el bebé toma pecho o mamadera, si la madre portea o no, sino de compartir la maternidad tal cual nos atraviesa.  Cada mujer trae, al mismo tiempo, sus miedos y la riqueza de su experiencia, compartiendo y escuchando sin juzgar.  Se trata de un encuentro donde cada madre se pregunta, se cuestiona y va construyendo su propia forma de criar, siendo acompañada y abrazada en este proceso.  

Dra. Agostina Caruso

Psicóloga Perinatal

Directora de BEZA – Centro de Embarazo y Crianza


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