04 Jul
04Jul

Tengo todo listo.  Los horarios calculados.  Termino el consultorio y voy a la facultad a dar la clase que me quedé terminando de preparar hasta 1 de la mañana, cuando ya todos los niños estaban dormidos….suena el teléfono: mi hijo se siente mal…hay que retirarlo de la escuela…no llego!!! ¿Te suena conocida esa sensación de no poder con todo?

Se trata del arte de combinar la profesión y la maternidad, dos áreas de nuestra vida que sin duda nos generan pasión, pero también nos demandan mucha energía y una precisión en nuestra organización, donde nada, pero nada puede fallar.  Porque si una pieza se mueve puede comenzar el efecto dominó.  A veces hasta parece algo táctico, y en nuestra cabeza vamos ensayando los horarios, las retiradas, los turnos, las reuniones laborales.  Sin duda queremos ser buenas en todo eso que emprendemos… ¿Se puede? Esta es la gran pregunta.

Resulta interesante plantearnos el  cambio que vamos transitando a partir de la maternidad.  En general, y digo en general, porque claramente no siempre se da así, primero elegimos nuestra profesión, sucede nuestro crecimiento laboral y allí, en algún momento llega el primer embarazo.  Muchas veces buscado, muchas veces no y otras tantas,  a pesar de sentir que no es ese el mejor momento, buscamos un embarazo apremiadas por el famoso reloj biológico.  Retomando el cambio de identidad que vivimos, aparece el nuevo rol de ser madres.  Al principio, existe una especie de pausa entre ambos roles: la licencia por maternidad.  Esta suele durar algunos meses, y en más o menos tiempo retomamos la actividad laboral.  Al volver podemos preguntarnos cómo nadie nos contó que esto podía ser así de difícil. Las primeras separaciones del bebé son las más intensas, poco a poco, la situación se va acomodando. Comienza a suceder cierta rutina, y ciertos rituales que nos llevan a disfrutar de nuestra situación laboral y del posterior encuentro con nuestro bebé. 

Sin embargo, cuando alguna pieza se mueve de lugar, cuando el bebé tiene fiebre, o cuando la reunión se extendió más de los esperado, podemos empezar a pensar y a sentir lo difícil que es combinar estas dos tareas y no morir en el intento. 

La clave tiene que ver con poder entender que los roles coexisten.  Claramente convertirme en madre va a repercutir de una u otra manera en mi rol laboral en diversos sentidos.  Principalmente, porque ahora tenemos algo muy importante en nuestra cabeza todo el tiempo, y los primeros meses, hasta lo vamos a sentir en nuestro cuerpo, por la lactancia.  Los pechos se van a llenar de leche en cada horario que tiene que mamar el bebé, por lo cual vamos a necesitar disponer de ese tiempo para extraernos la leche.  Es probable, que a medida que pasen los meses vaya aumentando el nivel de concentración en las tareas. 

Otro punto esencial es lograr bajar nuestro nivel de exigencia.  Probablemente no podamos tener la misma dedicación laboral al inicio, principalmente porque no somos las mismas, y porque ya no es sólo nuestro tiempo, sino también el de nuestros hijos. 

Volviendo a nuestra pregunta inicial Claro que se puede! Y es tan maravilloso poder ser madres, ejercer nuestra profesión disfrutando de ambas cosas!!  Pero es importante saber que existe un arduo trabajo en lograr el equilibrio entre ambas tareas.  Anticiparnos y conocer que van a existir varios momentos donde la ficha del dominó se puede a caer, también nos permite prepararnos, tener alternativas, tejer redes, y saber que todo se vuelve a reacomodar.  

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